REFLEXIONES

CREADOS A IMAGEN Y SEMEJANZA DE DIOS:

Esta frase que llevamos siglos escuchándola y seguimos sin realmente entender su magnánimo significado;  significa que somos todos Uno con Dios o la Energía Creadora Universal, como quieras llamarle. Somos parte de Dios, somos Uno con Él y con la Creación toda. Dios está dentro de nosotros y en todo lo que nos rodea. Los humanos tenemos el poder de crear nuestra realidad. No me creas lo que te digo, inténtalo y verás que realmente es así, Haz la prueba. Si queremos ser desdichados, lo seremos. Si queremos ser triunfadores, lo lograremos. Si queremos ser felices, lo conseguiremos. Tenemos que creer en que somos capaces de transformar nuestra realidad si primero empezamos por cambiar nuestra mente, nuestra forma de pensar y proyectar nuestros deseos. No preocupemos la mente con banalidades, porque en realidad en el fondo, todas las preocupaciones lo son. Es una excusa que nuestra mente nos hace creer que es tan grande y grave que no podemos ser felices. Hay otro refrán que dice: “Dios aprieta pero no ahorca”, y es muy cierto. Lo que para nosotros es algo doloroso, tremendo, angustiante, para otra persona no lo es. Y viceversa, lo que para esa otra persona es algo doloroso, para nosotros no lo es. Eso es porque cada cual tenemos una experiencia de vida que atravesar en esta encarnación, en este momento, en este planeta. La experiencia por la que yo debo atravesar no será la misma por la que debe atravesar otra persona. Entonces, lo que a mí me parece angustiante, doloroso o el mismísimo fin del mundo, no lo será para otra persona. Cada cual tiene sus fortalezas y debilidades pero no hay nada con lo que no podamos lidiar. Somos parte de Dios, no hay nada con lo que no podamos lidiar, somos parte de esa Energía Universal Omnipotente y Omnisciente, comprendámoslo y llenemos nuestros cuerpos con la energía necesaria para salir airosos de las experiencias que sentimos duras y difíciles en nuestras vidas, porque nosotros podemos superarlas, somos capaces, Dios lo sabe, nosotros tenemos saberlo.  La peor limitación que puede tener un Ser Humano, no es la limitación de la libertad física, económica, familiar, cultural, es la limitación de nuestra mente, y es la propia persona la responsable de su  limitación. Entendamos que no tenemos límites, que todo nos ha sido dado antes de reencarnar, ya tenemos todo lo necesario en nuestro “inventario álmico” para que podamos vivir esta experiencia de vida. Confiemos que nada nos faltará y que todo tiene un motivo, una causa y una finalidad para nuestra evolución. Fluyamos como un río, no pongamos resistencia más que a nuestros pensamientos negativos, aquietemos nuestra mente, dominémosla y fluyamos con el Universo. Estamos de paso en este planeta, no desperdiciemos esta oportunidad de evolución. No nos preocupemos por banalidades (si, todo es banal, todo, hasta lo que creemos ser lo más doloroso y terrible, todo es banal, es una artimaña de la mente para continuar doblegándonos y sometiéndonos a las vibraciones bajas y densas). Si la paz y felicidad es llegar a Dios, y Dios está dentro de nosotros, entonces, nuestra felicidad estará sólo dentro de nosotros y como nos enseñó Sócrates hace siglos atrás, lo más noble y excelso que nos lleva a Dios es: “Conócete a ti mismo”, ahí conocerás a Dios. 

Muchas de las enfermedades mentales y el estrés de la vida del siglo XXl se deben a que las personas nos estamos desconectando con nuestro interior, con nuestro verdadero Yo Superior, con Dios en definitiva. Estamos tan conectados con las nuevas tecnologías y  paradójicamente tan desconectados con La Fuente de Amor que nos sentimos desequilibrados, angustiados, ansiosos, hasta con pánico porque sentimos que algo está mal, que nos pasará algo malo y no sabemos qué, sentimos no encajar, sentimos la carencia, soledad y tristeza constante. Eso se debe a que no estamos conectados con nuestro interior, en el Aquí y Ahora. Mira a tu alrededor, incluso las plantas están ahí esperando a que le prestemos atención, incluso ellas tienen las propiedades para sanarnos, pero en la vorágine de la rutina diaria ni les prestamos atención y nos es más simple que un médico nos recete una pastilla para mantenernos dormidos y apagar nuestros pensamientos. Pero por qué? Por Qué apagar la mente si ella es la que crea nuestra realidad? Entonces domestiquémosla, pongamos un límite a nuestros pensamientos destructivos y creemos una vida que vibre en el más alto nivel de vibración del amor y la sanación. Parece ser imposible pero no lo es. Es lo más excelso y sublime a lo que aspiramos los humanos y puede llevarnos toda la vida conocernos a nosotros mismo, conocer nuestra mente y lograr adelantarnos a ella antes de que nos inunde con pensamientos de baja vibración, pero es necesario y posible.

 

Marina D'Angelo