En el Círculo de Mujeres, las diosas-brujas-magas nos reunimos en manada, nos acompañamos en sororidad, para mejorar nuestra salud física, mental y emocional, para así también lograr un consecuente emponderamiento, una elevación espiritual y lograr vivir en plenitud y armonía, conectando con lo sagrado femenino y la naturaleza cíclica de las mujeres y de la madre Tierra.
Las mujeres somos semillas de futuras generaciones de mujeres emponderadas y nos honra y enorgullece sabernos los cimientos de una sociedad más sana, más humana, más justa y respetuosa de la vida, junto con todas las mujeres-hermanas-lobas-magas-hechiceras que también se reúnen en otros círculos de mujeres, en sororidad y para tan magnánima tarea.
CÓMO CENTRAR EL CÍRCULO
En el delicado territorio del silencio, el misterio se hace tangible.
Ese es el lugar de reflexión y contemplación, y es el lugar donde
podemos conectar con el saber profundo, con el profundo camino de la sabiduría.
Extracto de una charla de ÁNGELES ARRIEN, autora de
Las cuatro sendas del chamán
CÓMO CENTRAR EL CÍRCULO
Cuando un círculo de mujeres se congrega alrededor de un centro adopta la
forma de una rueda invisible o mandála. El círculo se reúne como si rodeara un
fuego sagrado que ardiera en el centro de un hogar circular, ti centro lo que hace
especial, o sagrado, al círculo:
el centro invisible que actúa como fuente de energía, de compasión
y de sabiduría. ¿Cómo prender el fuego y mantenerlo encendido?
O
Antes de formar el círculo busca algo que le sirva de centro. Deja que el silencio
sea entonces quien lo centre.
O
El sentimiento de conexión con el centro es puramente intuitivo y subjetivo.
En silencio, o al son cantado o tarareado de una melodía, cada mujer entra en
contacto con su propio centro y en contacto con el centro del círculo, y se siente
parte de una rueda invisible -a la vez radio y segmento de su llanta- y conectada
a todas las componentes del círculo
a través de su centro.
Esto es lo que hace del círculo un lugar sagrado, y esto es lo que hace a las
mujeres que lo constituyen, incluso si eran sólo unas extrañas al principio,
sentirse como en casa.
O
Una vez que las mujeres se han reunido en un círculo, tal vez le siga un periodo
de gestación, un tiempo de formación y crecimiento en el que cada mujer, sola,
decide si está dispuesta o no a establecer un compromiso de su tiempo y de sí
misma con el círculo.
Extraído del libro "EL MILLONÉSIMO CÍRCULO"
De Shinoda Bolen Jean.